Patrimonio hidráulico

Una vez un vecino me dijo que Patones siempre ha sido un pueblo vinculado al agua. Y tiene tanta razón. Aquí se unen el río Lozoya y el Jarama, está la presa más antigua y la más grande de Madrid, hubo un histórico canal de riego…

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El río Lozoya, que nace en Peñalara, viaja por el valle que recibe su nombre y atraviesa hasta cinco presas, termina su camino en Patones. Sus aguas se mezclan en “la junta de los dos ríos” con las del Jarama, que nace cerca del Hayedo de Montejo y sale de excursión por la vecina provincia de Guadalajara.

Pero lo que más llama la atención son las cicatrices que dibujan los distintos canales de agua cuando atraviesan el territorio de Patones. El más antiguo es el canal de cabarrús, del que ya os hablé en otra entrada del blog, y que aun riega las huertas de Patones.

O el canal de la parra, con sus acueductos, puntos kilométricos y casillas. Fue el primer canal que abasteció de agua a la ciudad de Madrid y se remonta al reinado de Isabel II (1958). Llevaba agua desde la presa del Pontón de la Oliva hasta la actual calle de Bravo Murillo. Una presa en la que trabajaron más de mil presidiarios y doscientos obreros y que apenas estuvo en uso algo más de cincuenta años por problemas de infiltración.

En lo alto de las calerizas, vigilan el paisaje las almenaras del canal del Jarama. Llaman la atención los impresionantes sifones por los que el agua atraviesa los barrancos. En Patones de Arriba, el canal del Jarama da la bienvenida a los visitantes y deja ver bajo sus arcos las primeras casas del pueblo.

La presa del Atazar es fundamental para el abastecimiento de agua a Madrid y se ha convertido también en un importante reclamo turístico. La presa es espectacular, las vistas al atardecer maravillosas y además es un embalse navegable. No es de extrañar que a esta zona se la conozca como los Paisajes del Agua.